martes, 21 de noviembre de 2006

HIC ET NUNC: (AQUÍ Y AHORA)

Sexo, violencia, sueños frustrados. La guerra y el burdel. No podes dejar de ver la ÚLTIMA FUNCIÓN de Hic et nunc.

Por Marina Rosetti


El reloj marca las 23:20hs, una mujer baja las escaleras y las casi 20 personas que estábamos en la recepción dejamos de hablar para mirarla. Muy alta y flaca, llevaba puesto un camisón corto con lunarcitos rojos, nada sexy, más bien parecía prestado de una hermana menor. Bajó las escaleras de modo arrabalero y desafiante, mordiendo una manzana. Casi llegando al final de la escalera se detiene ante una señorita que esperaba para ver la función de Hic et nunc y le dice: “¿Qué me miras? Puta”. Siguió caminando escoltada por otra mujer con poca ropa, torpe en su andar que justificaba las palabras de su compañera diciendo: “Ella es así, ella es así”, con una vos chillona que no concordaba con su aspecto de femme fatal.
Entramos a la sala. Unas pocas sillas y una escalera son la escenografía que recrea esta obra teatral de Patricia Zangaro, dirigida por Alejandro Ullúa.
Una historia como la que narra Hic et nunc, es una historia que merece ser vista. Una problemática como la que aborda, la guerra y la vida en los burdeles, es digna de merecer elogios, ya sea por su libro como por sus actuaciones.
Los actores en escena, que tienen entre 18 y 25 años, realmente logran emocionar al espectador, provocando todo tipo de sensaciones que van desde el horror hasta la conmoción.
En medio de la guerra (no se especifica cuál sino que se escuchan fragmentos de diversos conflictos bélicos), el soldado Brian cumple 18 años y decide festejarlo en el burdel más próximo. Allí, 8 prostitutas lo esperan para satisfacer sus deseos más oscuros, cargados de violencia.
En cada visita al burdel, el espectador se enterará de diversos trances del personaje masculino que marcaron su personalidad, así como también la historia de vida y los sueños frustrados de cada chica del burdel.
La soledad, las pérdidas humanas, el desarraigo, el temor y la muerte cercana son los ejes temáticos que giran en torno a la obra y mantienen en vilo al público.
Muy buena selección musical y vestuario, excelente guión y personajes muy bien logrados en escena hacen de Hic et nunc, una obra para recomendar.
Teatro Del Borde
Chile 630
Reservas al 4300 6201
ULTIMA FUNCIÓN SÁBADO 25 DE NOVIEMBRE 23HS !!!
*Estudiantes presentando libreta de alumno regular y jubilados abonan $ 8.
*Entrada General $10

ALLÍ, DONDE QUIERO ESTAR

Con una sobredosis de propuestas, la última edición del BUE consolidó al festival celebrado en el Club Ciudad de Buenos Aires como uno de los más atractivos acontecimientos musicales del año. Por Federico Fernández


Desde hace tres años, el festival BUE viene haciéndose un lugar común en el calendario musical porteño, abriendo las puertas de la ciudad a una variada cepa de músicos consagrados, y a otros que recién comienzan a despegar en la escena, tanto a nivel local como internacional.

Sus escenarios han sabido acercar a nuestro país una gran cantidad de artistas alternativos que posiblemente nunca habrían aparecido por estas latitudes de no mediar el poder aglomerador que conlleva el festival. Las presentaciones en vivo de bandas como Elefant, TV on the Radio o Yeah Yeah Yeahs deben ser tomadas como una rearezas de esas que revisten privilegio, aún sin ser actos llamados a revolucionar el rock ni nada que se parezca. Son, simplemente, notables presencias artísticas que enriquecen el mosaico cultural de la ciudad.

Junto a estas promesas, han desembarcado en esta edición tres grandes consagrados de la música contemporánea: los Beastie Boys, los más notables raperos blancos, con una extensa carrera que se remonta a la década de los 80's; los franceses de Daft Punk, dúo emblema de la música electrónica y (probablemente lo más importante), la presencia de la legendaria pionera del punk, la chicana Patti Smith, actuando por primera vez en la Reina del Plata. Como se ve, no solo rock and roll han valido los 130 pesos que costó el abono para estar allí ambas jornadas de noviembre. A continuación, una breve reseña de cada uno de los artistas principales que dieron vida al BUE.

BUE - Viernes 3 de noviembre.

Los 45 minutos de Elefant fueron simpáticos, pero decepcionantes. La banda no supo entregar demasiados momentos de adrenalina; de entre el océano informe de sus canciones, todas parecidas entre sí, apenas asomó algún riff potente durante las primeras canciones y el cover final de "I Wanna Be Your Boyfriend", del álbum debut de los Ramones, fue lo que más levantó a un público de escaso fervor. En determinado momento, cuando se veía que las canciones no daban para mucho, el cantante, hijo de argentinos, Diego García intentó levantar el ánimo con un mini-show personal, que comibinó momentos entrañables (como cuando hizo subir a unas chicas del público para cantar unas canciones) con gestos triviales que no por muchas veces repetidos serán más creíbibles ("Argentina el mejor lugar del mundo, las chicas, el fútbol, el dulce de leche, etc.)

Patti Smith fue una aplanadora, tanto sonora como visual. La Señora (62 años) supo emocionar al público tanto con gestos sutiles - la emotiva apertura con "Beneath the southern cross"; el reggae de "Redondo Beach" - como con bacanales revientes rockeros, especialmente intensos en los dos números finales "Rock And Roll Nigger" y "Gloria", el mítico cover de Them con el que supo abrir su carrera en el recordadísimo discos "Horses", de 1975. Fueron solo sesenta minutos que tuvieron gusto a poco. Su actuación, quizás ayudada por el espaldarazo de su inmensa leyenda actuando por primera vez en el sur, fue lo más relevante del recital (ver crónica aparte).

Los Beastie Boys tuvieron el set más largo de la noche, adentrándose en la madrugada del sábado con bastante entusiasmo. En sus casi dos horas de show repasaron con insistencia el material de su último álbum "To The 5 Boroughs" en un set donde cada "canción" (si es que puede darse ese mote a sus virulentos grooves de samples y cacareos raperos) sonaba extrañamente idéntica a la anterior. A la enorme cantidad de público no le importó esta heterogeneidad, especialemtne cuando los tres newyorkinos repasaron sus máximos hits de obras maestras de hace veinte años como "Paul's Boutique" o "Ill Communication". Así es que se vio a la gente "pogueando" como un gigantesco tsunami en todas y cada una de las incursiones de los Beasties, aunque más tarde muchos afirmaron que el volumen de sonido podría haber estado más arriba aún.

BUE - Sábado 4 de noviembre

En una jornada mucho más larga y con la entrada prohibida a menores, la noche arrancó al atardecer con un dueto de aliento a New York: los noveles TV on the Radio y los Yeah Yeah Yeahs. Entre ambos, los primeros ofrecieron una propuesta musical más interesante, a través de un poderoso híbrido de punk, electrónica, soul, psicodelia y free-jazz. Sacándole lustre a una selección de sus dos álbumes "Desperate Youth, Blood Thirsty Babes" y el último "Return To Cookie Mountain", los músicos lograron hacerle cosquillas al entusiasmo de la audiencia sabatina, a través de canciones de inobjetable gancho como "Wolf Like Me", "Let The Devil In" y el fastuoso cierre con "Staring At The Sun".

Los Yeah Yeah Yeahs sacaron pecho a fuerza del carisma incomparable de su enigmática frontwoman Karen O, rememorando fantasmas de la inolvidable Siouxsie Sioux, lo que dejó en plano secundario el hecho de que su poco novedosa amalgama de art-punk fue seguramente lo menos especial de la noche. Aún así, de lo que no se puede tildar a esta música es de cansina, y varios momentos del show cargaron con una intensidad sin treguas, como los jadeantes derrocha-músculos de "Honeybear" y "Pin", o el celebradísimo final con "Date With The Night", los cuales contrastaron con momentos más serenos, como el del último corte "Gold Lion".

Finalmente, en l oque fue la presentación ma´s aclamada de todo el festival (jonto con Patti Smith) surgieron los solitarios Daft Punk disfrazados de robots en una imponente escenografía futurista consistente en una pirámide lumínica. Lo que siguió fue una hora y cuarto de ininterrumpida música house, incluyendo varios fragmentos de su última producción "Human After All", en lo que sirvió seguramente como un jugoso aperitivo para el festival electrónico "Creamfields", a realizarse en Costanera Sur a mediados de este mes.

Quizás haya faltado algo más de coherencia entre los artistas. Mezclar rap inglés con el poético punk-de-autor de Patti Smith debió haber sido de lenta digestión para muchos estómagos (a juzgar por la gran cantidad de gente que decidió irse del predio en cuanto comenzaron los primeros rapeos de los Beasties Boys). Algo análogo ocurrió al día siguiente, en el que muchos oyentes de rock y punk quedaron desencantados con la frialdad extrema del dúo Daft Punk. Si bien no se pude negar que semejantes combinaciones son un canto al eclecticismo y que eso debería celebrarse, también hay que tener en cuenta que la mayoría de los shows fue sorprendentemente breve, especialmente considerando la cantidad de tiempo muerto que existió entre uno y otro show. Esto, en definitiva, terminó perjudicando un poco a quien pagó la entrada completa para ver un artista en particular y luego tuvo que conformarse con una presentación bastante miserable en términos de tiempo, siendo luego "consolado" con artistas bastante opuestos a aquel al que había venido a disfrutar.

Como sea, el balance es positivo, y esperaremos con ansiedad alguna bizarra y excitante plantilla para que el año que viene, el Club Ciudad de Buenos Aires vuelva a vibrar con la música que no podemos escuchar en las radios.

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FUERA DE LA SOCIEDAD

Y una noche de viernes, Patti Smith dio su primer concierto en Argentina en el marco del Festival BUE. Fueron sesenta minutos gran intensidad y una epifanía de rock and roll. A continuación, una visión de quien estuvo allí para contarlo. Por Federico Fenrnández.


En términos de duración, fue el recital más caro de mi vida. Una brecha de noventa pesos será desgarrada de mi cuenta el próximo mes y todo por seseneta malditos minutos de rock and roll. "Lo bueno si breve, dos veces bueno", dicen algunos. Pero yo no me la creo; para reflexiones conformistas me quedo, en esta ocasión, con un muy entusiasta "más vale poco que nada".

Claro, alguno me dirá que también estaban los Elefant y los Beastie Boys y que sumado a Dios los Cría, la entrada valía por una tarde entera de música. Pero no me voy a engañar: Dios los Cría no le interesa a nadie, Elefant no existe y los Beastie Boys están en una esfera de las cosas que no aspiro a alcanzar en el corto plazo (aunque voy tras Paul's Botique para empezar a desandar el arduo camino). Para mí la primera noche del Festival BUE tenía un solo nombre, Patti, y un solo apellido, Smith

Sesenta minutos. Apenas diez canciones. Pero ¿Qué canciones no? "Gimmie Shelter", sin ir más lejos, saldando en parte la espinita que me había quedado con el concierto de los Rolling Stones (la tocaron el jueves, yo fui el martes). Fue una versión que, siendo severos como Sofovich en Bailando por un sueño, no hizo ni fu ni fa. Pero "Gimmie Shelter", con toda probabilidad la mejor canción de rock de la historia, es a prueba de balas y, si obviamos una comparación con la original, se acepta de buen gusto.

"Because The Night" nunca me pareció gran cosa. Si era por canciones de tono romantico, hubiera preferido algo menos tribunero como la sublime "Dancing Barefoot"; pero, lo admito, en vivo timbra más bien relevante. "Because the night belong to lovers", la frase suena universal e íntima a la vez. Y rockera, porque esta señora mayor sabe rockear como los dioses. Y si bien sus poses salvajes sobre el escenario podrán resultar aparatosas para algún observador implacable, difícilmente sean falsas. Patti sigue creyendo en sí misma y en su mensaje. Y en medio de un ritual iniciático como este es lisa herejía negarlo.

Más. ¿Temas tranquilos? "Beneath The Southern Cross", del tardío "Gone Again", fue la que ofició de obertura con poncho incluído (luego se iría descamisando como la turra envenenada que es). Cuando todo estaba oscuro, en medio de una elegía fúnebre de cuerdas, resonó por primera vez esa voz maldita en Buenos Aires, pero como si el tiempo no hubiera transcurrido. Y fue inolvidable en serio.

Siguió "Redondo Beach", homenajeando a "Horses" a 30 años de su gesta y un relajado tintineo caribeño que alegró la noche, apenas empezado el recital.

Sobre el final apareció una modesta balada cuyo título aún sigo buscando para homenajear a las víctimas de las "guerras innecesarias" (vaya redundancia). Y claro, poco antes una rendición espectacular de "Pissing On A River", único representante del excelente "Radio Ethiopia", donde Smith demostró estar en APABULLANTE forma vocal

Pogos terribles: el himno anarco "People Have The Power", de "Dream Of Life", apuntaló la única seccion panfletaria de la noche, con obvia referencia a Bush y un no del todo elaborado discurso anti-institución. La iglesia salió especialmente mal parada en la silbatina y la gente entendió el inglés perfectamente; solo le faltó tener una abreviada idea de quién es Fred "Sonic" Smith, cuya mención no generó más que un par de aclamaciones descolgadas. También "Free Money", lógicamente, apelando a lo que mejor sabe hacer esta tipa: poner primera tranqui para ir masticando tensión hasta el reviente más devastador. Como un orgasmo, pero enojado.

Y para el final optó por desatar el infierno con la carnicería total de "Rock And Roll Nigger" y la celebración orgiástica de "Gloria", sus dos canciones más emblemáticas. Ni hace falta recordar la locura que se armó ahí abajo, justo donde estaba yo. Cuando la gente a tu alrededor entiende y sabe de qué se trata todo esto, la sensación es muy poderosa. Chau.

¿Que podría haber tocado "Pumping My Heart", "Ask The Angels" o "Dancing Barefoot"? Seguro, y no habría estado mal. Pero había un organigrama que cumplir y no se podía más. Por lo menos fueron 60 minutos (el tiempo que tardé en escribir esta cosa, figúrese) auténticos y al palo que lograron que lo que vino después (Beastie Boys) se antojara una bizarra payasada de un circo de irrelevancia. Me quedo con lo poco, pero lo bueno. Me quedo ahí cantando cuando en medio de "Rock And Roll Nigger", sorteando la debacle de punk que estaban armando los músicos (incluido el omnipresente Lenny Kaye en guitarra), Patti Smith peló viola eléctrica de golpe y desatando una ovación apiló unos acordes distorsionados terribles, para luego arrancar, literalmente, todas las cuerdas del instrumento. Esa es la imagen que quedará grabada para siempre en mi psicosis.

Cuando una noche fría de viernes la Sacerdotiza del Punk, de alguna manera, volvió a barrer con lo sagrado, tal vez cantando los pecados de alguien. Los míos también.

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HARINA, UNA OBRA SOBRE LOS PUEBLOS FANTASMAS

Harina
Un espectáculo unipersonal
de Carolina Tejeda y Román Podolsky


“Desde el cercamiento
de la red ferroviaria,
son cientos
los pueblos fantasmas
en nuestro país...”

Por Marina Rosetti

La actuación de Carolina Tejeda en Harina, es merecedora de un aplauso de pie. En una hora logra recrear la vida Rosalía, una mujer que sobrevive en un pueblo fantasma de la provincia de Buenos Aires, con su oficio de panadera, pero signada por la soledad.
Una mesa con un tarro de harina, un calentador, un bollo de masa, un tambor, una cama, un proyector y una silla, constituyen los elementos básicos que hicieron falta para que Rosalía nos cuente su historia, una historia como la de muchos que están en su misma situación, viviendo en el anonimato, excluidos de la sociedad.
Rosalía recuerda con angustia el último día que pasó el tren, y juega con los sonidos, emitiéndolos ella misma, simbolizando el silencio que impregna a su pueblo.
Lo que más se destaca de este unipersonal es la forma en que la actiz transmite sus emociones. El espectador ve lo que ella relata, sin necesidad de que Rosalía lo muestre materialmente.
Carolina Tejeda fue nominada en los Premios ACE en los rubros: Actuación personal y Revelación femenina y la obra recibió una mención en la 9º entrega de premios Teatro del mundo, como trabajo destacado de octubre 2005-septiembre 2006.
Harina es una obra que invita a la reflexión sobre una problemática social que no recibe el tratamiento ni la importancia que tendría que tener en la sociedad.


Teatro Del Abasto
Humahuaca 3549
Reservas al 4865 0014
Funciones: Domingo 20:30hs
Platea $ 12
*IMPRIMIENDO EL CUPÓN QUE SE ENCUENTRA EN LA PAGINA DE INTERNET: http://www.teatrodelabasto.com/, TE LLEVAS 2 ENTRADAS AL PRECIO DE 1
En cartel hasta el 3 de diciembre!!!

Entrevista a Carolina Tejeda

-¿Cómo surgió la idea de representar en teatro una problemática social, como son los pueblos fantasmas?

La idea del cierre de los ferrocarriles surgió de la necesidad de contar algo que me conmoviera. Algo que me representara ideológicamente. Con Román trabajamos mucho en función del como contar esta historia. Era bastante fácil caer en todo lo trillado y panfletario de contar un tema social, y eso era lo que NO queríamos hacer.

-¿Por qué un Unipersonal?

Hacía varios años que tenía la inquietud de transitar la experiencia de un unipersonal. Ahí parte todo. Porque inevitablemente te preguntás para qué querés estar sola en escena. Creo que de ese deseo hasta caprichoso, se materializó una buena manera de contar esta historia.

-¿Cómo fue la construcción de tu personaje?¿El guión es compartido con Roman Podolosky?

Fue un arduo año y medio de trabajo en conjunto con Román.
Harina es el resultado de ese proceso creativo. La dramaturgia se fue armando junto con la historia y el personaje, en ensayos, poniendo el cuerpo y traspirando la camiseta. Después obviamente, hubo un trabajo de armado y ajuste final.
Harina fue y sigue siendo un gran trabajo en equipo.

-¿Por qué se eligió representar el oficio de panadera?

Una panadera por varias razones, en ella se resume el profundo significado del pan y el oficio como sustento de vida. En este país donde hay gente que no tiene para comer. En este país donde la gente no tiene trabajo.

-Es una obra que se mueve en un circuito de teatro alternativo, ¿ Para qué tipo de público esta pensada?

Harina, desde su gesta tuvo el espíritu de la heterogeneidad de público. Siempre nos pensamos en una sala de Capital y saliendo al interior del país. Sin edades ni distinciones, desde pibes de escuela como nos vieron en el Programa de Espectadores, hasta ferroviarios del Movimiento Nacional de Recuperación del Ferrocarril.
Es muy fuerte lo que pasa con el tema tanto en Capital como en el interior. Es mucha la gente que se acerca al final de la función a contarnos, mejor dicho a regalarnos alguna anécdota personal con el ferrocarril.
Por suerte además de estar desde hace 1 año en el Teatro del Abasto en capital federal pudimos ir a Córdoba, al Festival del Valle de Punilla; al Chaco, al Festival Nacional de Monólogos; a Cuba al Festival Latinoamericano y Caribeño; y en diciembre nos vamos a Santiago del Estero.

LOS FLASH MOBS YA LLEGARON A BUENOS AIRES


Primero fue San Francisco y luego Europa entera. Ahora los flash mobs llegan a la Argentina de la mano de una insólita guerra de almohadas. Por María Pilar González


“Perdoname, estudio meteorología en la UBA hace seis años. Malas noticias, el sábado va a llover. Estaba buena igual la idea… Aunque con agua duelen más los golpes. El aguafiestas.” El comentario número quince del blog porteño que convocaba a una guerra de almohadas frente al Planetario el sábado 18 a las seis la tarde fue totalmente ignorado por los otros noventa y tres internautas entusiastas que prometieron –y cumplieron- ponerle el cuerpo a esta extraña propuesta. Buscando en la web se puede encontrar la definición de lo que ya se conoce en Buenos Aires bajo el nombre de flash mobs: “Flash mobs, traducido literalmente de inglés como ‘multitud instantánea’, son grupos de gente que se reúnen de repente en un lugar público, hacen algo inusual o raro por un período corto de tiempo y después se dispersan rápidamente”. Así de simple. Imaginemos entonces a una multitud instantánea que comienza a bailar al propio ritmo de sus discman o ipods, en la denominada “dicoteca silenciosa” que tanto éxito tuvo en lugares como Madrid o París.

No los convocan ni motivaciones políticas, ni propósitos altruistas, ni siquiera son grupos de amigos con ánimo de gastar una broma. Estas cadenas se echan a correr vía mail, por mensajes de texto, o bien creando un blog efímero que quedará luego flotando en el hiperespacio como chatarra espacial. Hay quienes dicen que el espíritu de estos happenings modernos surge de un irresistible deseo de la vuelta a la infancia, de repetir aquellas travesuras por las que nos hacíamos conocidos varias cuadras a la redonda en nuestro barrio. Pero lo cierto es que en el blog http://luchadealmohadas.blogspot.com/ creado por Marinita –estudiante de Comunicación y organizadora oficial de esta guerra de almohadas- la mayoría de los posteos dejan traslucir los códigos y el vocabulario de grandes cantidades de adolescentes.

Un poco distinta tal vez es la postura de http://flashmobbsas.wordpress.com/ el sitio que quiso iniciar este tipo de movida a fines del año pasado. Consultados por un periodista de Radio Continental, los anónimos creadores de este blog se dieron el gusto de publicar un disclaimer de “No a la prensa”, argumentando que no necesitan ese tipo de canales para organizar sus actividades, que son “creativas, diferentes y divertidas”. Podría decirse entonces que esta vez la flash mob de almohadas habría desvirtuado su naturaleza, porque hasta Infobae se ha tomado el trabajo de subir un video de la última movida llevada a cabo en San Francisco.

Discusiones filosóficas aparte, se pudo ver a una multitud el pasado sábado –muchas familias y jóvenes que seguramente quedaron afuera del Personal Fest- que camuflaron sus almohadas en una bolsa hasta la hora señalada, la hora de descargar al niño travieso que todos llevamos dentro.

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KIDULTS: GENERACION SIN EDAD


Tendencia de marketing, regresión freudiana, globalización: estos son los términos clave de un fenómeno que hoy se conoce como ‘kidults’. Por María Pilar González

Hablando con Daniel Germano –dueño del pelotero A los caños y pionero en el rubro- no se comprende en primera instancia el por qué del éxito de la idea. Pareciera ser el resultado porteño de un entrepreneur que puso a rendir un poco más su negocio. Sin embargo este hombre puso en su proyecto una buena dosis de observación: "La idea se fue dando naturalmente. Los padres de los chicos que festejaban acá sus cumpleaños preguntaban si se podían meter"- confiesa como disculpándose. El pelotero, originalmente para niños, organiza por estos días numerosos cumpleaños y despedidas exclusivamente para adultos. Decenas de treinteañeros –algunas veces acompañados por sus hijos- nadaron ya entre las multicolores pelotas buscando el tesoro que el animador promete como “espectacular.” La tendencia apuntaría –si de marketing hablamos- a una a una especie de regresión que encarna en comportamientos de consumo propios de la adolescencia, reinvindicando la niñez. ¿Otra manifestación de la juventud eterna?

Allí es entonces donde aparece el gran negocio: kidult -contracción del inglés kid (chico) y adult (adulto)- es el nombre que el mercado le puso a esta reacción en cadena que desata fiebres por lo retro. Las zapatillas, la ropa vintage, el culto a las viejas series norteamericanas de tv –con el canal Retro como punta de lanza del fenómeno- parece ser un movimiento a nivel global. Una cultura transgeneracional que consume productos para chicos y grandes, que comparten el gusto por la play station con sus hijos y siempre está al tanto de los últimos gadgets para la pc o el ipod. Un verdadero Peterpandemonium –como se lo denomina en la jerga marketinera- que ha inspirado películas como Shrek o Toy Story, con gags para grandes y chicos.

¿Te considerás un kidult? Acá te presentamos el identikit de un típico “niño grande”:

El usa jeans gastados, zapatillas de diseño, remera y un buzo canguro con bolsillo para el mp3. Ella tiene el pelo larguísimo, mechas rubias (si no es negro o rojo furioso) y jeans de tiro bajo muy ajustados (y sí, las horas de gimnasia dan resultado). Huyen de la rigidez y los formalismos. De buen poder adquisitivo, son impulsivos y no se privan de ningún gusto. Aman la tecnología y mantienen los placeres de la infancia. (Fuente: Infobae.com)

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EPIFANIA, UNA BUENA EXCUSA PARA IR AL MUSEO



por Martín Fernández
Renata Schussheim finalmente tuvo su retrospectiva y los salidores originales tenemos una buena excusa para meter a nuestro novio/a, para quien un museo es algo más siniestro que el programa de Narda Lepes, de cabeza en el Bellas Artes.
Primero hay que venderle la idea de que va a ver fotos de Charly Garcia y Luis Alberto Spinetta haciendo payasadas cuando tenían veinte años. Con esta treta le metemos de contrabando toda la seria de fotografías intervenidas por Schussheim que ocupan una de las paredes de la muestra y son realmente muy buenas.
Como la entrada es gratis y el dinero no representa un problema, el/la museofóbico/a se puede llegar a entusiasmar con el hecho de ver una serie de hombres con cabeza de animales que le va a recordar a las películas de su tierna infancia. Y aquí otra vez, lo paseamos por los personajes de la muestra que se hizo hace años en el Recoleta y le mostramos la serie de animales hombre que además de ser divertida es arte del bueno.
Muchas veces pasa que no es fácil compartir los gustos y es cuestión de ingeniárselas. Si se trata de una chica, le podemos decir que hay unos vestidos divinos y con la excusa de ver pilchas la enfrentamos con los increíbles vestidos dorados. Una vez allí, cuando se de cuenta de que son de resina y no se los puede probar, será demasiado tarde para echarse atrás.
Si se trata de entusiasmarlos a ellos, nada mejor que resaltar que hay una sirena (desnuda obviamente) mirando el mar desde un barco, con vientito, ruido de olas y todo lo demás. Casi una publicidad de Polinesia. Poco importa que la sirena este de espaldas porque movilizando sus ratones le hicimos apreciar la mejor obra de la muestra.
Por suerte la exposición de Renata Schussheim no tiene nada de formal y es una visita adecuada para todo el mundo. No hace falta ser un gran admirador del arte contemporáneo para gozar de sus criaturas y de la forma escenográfica en que las dispuso. Cada obra tiene su propia música y algunas de ellas su propio escenario como es el caso de la mujer pájaro que se oculta en un bosque de telas.
Entonces, si queremos que nuestra pareja, que jamás ha mostrado ninguna inclinación a lo que suene a cultura, nos de el gusto a acompañarnos a este tipo de salidas, Epifanía es una muy buena opción.
Afortunadamente, la muestra está en una de las salas del fondo, por lo que es necesario pasar delante de varios cuadros antes de llegar. Si caminamos despacito conseguiremos que nuestro/a acompañante contemple sin percatarse de ello, buena parte del arte costumbrista argentino.
A la hora de irse, si en vez de doblar hacia la derecha en busca de la salida, lo hacemos en sentido contrario podemos obtener otra de nuestras satisfacciones. Le habremos hecho ver de un solo tirón, El despertar de la Criada, La vuelta del Malón y Sin pan y sin trabajo que son tres cuadros dignos de apreciarse.Después de esto, una vez que le hemos templado el espíritu a nuestro/a acompañante, es hora de mimarlo/a un poco y nada mejor que una buena copa de champán para refrescar el alma. Aprovechemos que estamos en la zona y con la excusa del trago, le metemos en la cabeza un poco mas de arte. http://salidasoriginales.blogspot.com/2006/11/como-tomar-champn-gratis.html